¿Qué coche compro si quiero entrar en las Zonas de Bajas Emisiones?

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Hay que tener en cuenta los kilómetros que se realizan para averiguar que motorización necesitamos

GLP, GNC, eléctricos puros, híbridos, híbridos enchufables, microhíbridos (Mild Hybrid), además de los tradicionales de gasolina y gasóleo son las alternativas que hoy en día nos podemos encontrar en los concesionarios si tenemos la intención de comprar un coche nuevo.
Con cada uno de ellos, y según sus características particulares, podemos optar a los distintivos medioambientales de la DGT, desde el «C» hasta el «0 emisiones». Si en un principio podríamos pensar que la mejor opción es la de elegir siempre el coche con menos restricciones, también es cierto que dependiendo del uso que vayamos a hacer del vehículo esto no quiere decir que vayamos a acertar coCon al entrada en vigor de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las localidades de más de 50.000 habitantes, antes de realizar una compra conviene que nos asesoremos bien acerca de la normativa, ya que el acceso a estas ZBE va a depender de cada uno de los ayuntamientos.n nuestra elección.
Como norma general con las etiquetas «0 emisiones» y «Eco» nos libraremos durante más tiempo de las prohibiciones de acceso, pero por el momento un coche nuevo con el distintivo «C», tanto si es diésel como gasolina, podrá acceder a la mayor parte de las zonas restringidas, aunque puede que no contemos con algunos beneficios como los posibles descuentos en los parquímetros.
Pero a cambio lo más normal es que el coche sea más económico a la hora de su adquisición, y si nuestra zona de circulación es mayoritariamente la carretera o autopista, y no necesitamos acceder de forma habitual al centro de la ciudad, el consumo es muy probable que sea inferior al de, por ejemplo, un híbrido convencional o híbrido enchufable.
Por lo tanto antes de adquirir un coche nuevo, en estos tiempos de cambio por las limitaciones de emisiones, hay que tener en cuenta los kilómetros que se realizan para averiguar que motorización necesitamos.
Los coches diésel han perdido en los últimos dos años su posición dominante en las ventas a favor de los de gasolina, demonizados por sus supuestas emisiones contaminantes, por mucho que se haya demostrado que un coche diésel moderno no contamina en absoluto más que uno de gasolina, e incluso las emisiones de CO2 en los nuevos modelos son inferiores.
Pero el mensaje ha calado, y ha llevado a multitud de compradores a decantarse por alternativas supuestamente más ecológicas , comprobando después que la elección que puede parecer más «verde» no siempre es la más acertada para dar respuesta a sus necesiades de uso. Por poner algunos ejemplos, una persona con un trabajo de comercial que le obligue a hacer muchos kilómetros por carretera, más de 30.000 al año, tendrá en un coche diésel su mejor alternativa, al tratarse del motor más eficiente y con una mejor relación precio/consumo.
En este caso sería un error decantarse por un coche híbrido convencional, ya que estos vehículos «Eco» donde realmente son eficientes es en los recorridos cortos y fundamentalmente urbanos, donde la asistencia eléctrica a la hora de frenar y arrancar cumple con su cometido. Un híbrido en carretera no sacará partido al potencial eléctrico , y las baterías se convertirán en un «lastre», un extra de peso que contribuirá a aumentar el consumo y por lo tanto las emisiones.
En el polo opuesto nos encontraríamos con una persona que hace únicamente recorridos de unas decenas de kilómetros diarios y en entorno urbano. En este caso el error sería decantarse por un modelo diésel, ya que el sobreprecio no compensaría con el ahorro por un menor consumo. Y además, dadas las características de los motores diésel, al no tener tiempo suficiente para calentar y eliminar las partículas de los filtros y válvulas como la famosa EGR, a la larga nos provocaría posibles problemas mecánicos y un sobrecoste importante en el mantenimiento .

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