Cada vez que arde un coche eléctrico, vuelve el debate: ¿prohibición para estacionar en garajes?

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A falta del informe final, el incendio en un garaje de Alcorcón donde murieron dos bomberos y varios resultaron heridos empezó tras el choque de un Porsche Taycan. ¿Arden más los coches eléctricos? ¿Debe regularse su estacionamiento?

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El incendio en septiembre de 2023 de un edificio de viviendas de 10 plantas en Hanoi, la capital de Vietnam, provocó 56 muertos y 37 heridos, estableciéndose finalmente como origen del desastre el fuego iniciado en una moto eléctrica estacionada en el garaje de la construcción, cuyos vecinos llevaban tiempo reclamando mayores medidas de seguridad, como escaleras de emergencia. A raíz de aquello, en muchos edificios del país se prohibió el aparcamiento de cualquier tipo de vehículo eléctrico, y los propietarios de pisos en alquiler empezaron a incluir cláusulas en los contratos que impiden a los inquilinos estacionar motos o coches de batería en los garajes. Algo parecido a lo que sucede en muchas ciudades españolas con los patinetes eléctricos, prohibidos en el transporte público por el riesgo de fuego en sus baterías.

No es un caso excepcional. Y tampoco el primero. Porque dos años antes, en 2021, las autoridades del municipio alemán de Kulmbach, tras un informe de su departamento de ingeniería civil, decidieron prohibir el estacionamiento de los vehículos dotados de una batería de propulsión, lo que incluye a los eléctricos puros pero también a los híbridos, en los aparcamientos subterráneos de la localidad, a raíz del incendio de un Volkswagen Golf que causó graves daños en la propiedad, y que mantuvo la instalación fuera de uso durante cinco meses.

Y en Corea del Sur se desaconseja aparcar coche eléctricos con la batería cargada por encima del 90%, pues allí las autoridades han establecido una relación entre el riesgo de incendio y el nivel de carga de la batería, un nexo que la mayoría de expertos, incluidos los propios fabricantes de automóviles eléctricos, no contemplan. En todo caso, el país asiático contabilizó un total de 139 incendios de vehículos eléctricos en un periodo de tres años, y aunque solo 26 de ellos se iniciaron durante el proceso de recarga, en 36 casos el coche simplemente estaba estacionado, mientras que en el resto de los incidentes, el vehículo estaba circulando o había sufrido algún tipo de accidente. No obstante, el detonante en Seúl para que surgiera de pronto esa repentina preocupación no fue ese informe, sino el incendio de un Mercedes-Benz EQE en un aparcamiento de la capital coreana, junto a un edificio de apartamentos, que afectó a cientos de vehículos estacionados en su entorno y dejó sin agua ni electricidad a miles de usuarios en el barrio durante varios días.

El debate llega a España

Dentro de nuestras fronteras, el debate sobre este asunto empieza a tomar fuerza. Y no tanto por informes científicos al respecto, sino por la creciente proliferación de incidentes en los que la causa primera es el incendio de un coche eléctrico o de un cargador. En Madrid, por ejemplo, se han producido en los últimos meses varios fuegos graves motivados por un vehículo eléctrico o su punto de carga, aunque el peor accidente hasta la fecha es el ocurrido ayer en la localidad madrileña de Alcorcón, donde fallecieron dos bomberos y varios resultaron heridos, uno de extrema gravedad, durante las labores de extinción de un incendio en el garaje subterráneo de un edificio de viviendas.

A falta del informe definitivo, los testimonios apuntan a la fuerte colisión de un Porsche Taycan contra otro vehículo dentro del aparcamiento, lo que, de acuerdo con la declaración de algunos testigos, habría generado un fuego espontáneo en el coche eléctrico, cuyos dos ocupantes pudieron escapar con heridas leves. Después, el fuego se extendió a otros vehículos contiguos y el aparcamiento se convirtió en una trampa mortal de humo, calor y llamas.

Si pensamos en las homologaciones que superan y en las exigentes normativas que deben cumplir, los vehículos eléctricos que podemos comprar son muy seguros; pero eso no significa que no puedan producirse problemas, ya sea por accidentes o por deterioros imprevistos. Y el incendio es una posibilidad que los fabricantes de coches de batería contemplan. Por ello, por ejemplo, Renault lleva tiempo organizando cursos dirigidos a los diferentes cuerpos de bomberos, pues la extinción de un incendio eléctrico, o la intervención de rescate tras el accidente de un eléctrico o un híbrido, requiere de unos conocimientos y de unos procedimientos específicos que, sin ir más lejos, garanticen la protección de los propios rescatadores. Además, los ingenieros de la marca francesa han presentado en los últimos años algunas innovaciones dirigidas a facilitar la lucha contra los posibles incendios de sus vehículos eléctricos.

Es el caso del llamado Fireman Access, un acceso especial que permite introducir agua en el corazón de la batería de alto voltaje de un vehículo y extinguirlo en menos de 10 minutos, frente a las tres horas habituales para los vehículos eléctricos e híbridos enchufables que se necesitarían, de media, en modelos de otras marcas. O el QRescue, un código QR, equipado en todos los vehículos de Renault a partir de 2023, que permite acceder inmediatamente a la información técnica del vehículo, como tipo de motor, ubicación de la batería… De hecho, hasta la ubicación de ese código QR ha sido estratégicamente determinada y validada en colaboración con los bomberos, de modo que se podrían ahorrar hasta 15 valiosos minutos durante una intervención. Y Renault también desarrolló el SD switch, un interruptor que desconecta la batería de la alimentación de alta tensión, y cuya ubicación es accesible a los servicios de emergencia sin necesidad de utilizar herramientas especiales y sin tener que desplazar a los ocupantes del vehículo accidentado.

Y el grupo Stellantis trabaja también en esa misma dirección, aunque su solución, más que facilitar la extinción, busca minimizar el riesgo de que se produzca el incendio de un coche eléctrico. Para ello ha patentado un sistema de escape para sus futuros vehículos de batería que impide que esta se sobrecaliente en caso de producirse el llamado «descontrol térmico»: ya sea por un cortocircuito, por fuego externo o por daños en un accidente, la batería puede generar una mezcla de gases inflamables (hidrógeno, metano, acetileno o propano, entre otros) que, a altas temperaturas, pueden provocar una rápida ignición. Pero el sistema de Stellantis expulsa esos gases fuera de la batería, evitando su combustión espontánea y, por tanto, el riesgo de incendio. Y, en condiciones normales, el tubo de escape para coches eléctricos también se encarga de depurar los gases que pueda generar la batería.

¿Arden más los eléctricos?

En todo caso, la pregunta parece lógica: ¿se incendian más los vehículos eléctricos que los dotados de un motor de combustión? Y más que responder con videos de coches eléctricos ardiendo, o de mecánicos taladrando una batería frente a las cámaras para provocar un fuego, lo mejor sería acudir a la estadística. Y aunque hablamos de datos recogidos en los poco más de 10 años de historia moderna del vehículo eléctrico, la muestra ya es bastante representativa como para extraer conclusiones. Y estas parecen bastante tranquilizadoras.

Por ejemplo, el organismo público australiano EV Fire Safe estudió todos los incendios de vehículos ocurridos en ese país entre 2010 y 2020, concluyendo que en ese periodo se habían incendiado el 0,1% de los automóviles con motor de combustión en circulación, lo que supone uno de cada 1.000; mientras que de los vehículos eléctricos en circulación durante esos 10 años, solo protagonizaron algún tipo de incendio un 0,0012%, es decir, uno de cada 83.300 coches de batería. A falta de más datos, como los relativos a antigüedad de los vehículos afectados o las causas en cada caso, hablaríamos de una probabilidad de incendio 83 veces menor en los eléctricos que en los de combustión (gasolina y diésel).

Y aunque la estadística manejada oficialmente en Noruega no llega a tanto, en el país escandinavo, paraíso mundial del coche eléctrico, estiman que los modelos con motor de combustión generan hasta cinco veces más incendios que los eléctricos. Y van más lejos en un reciente estudio de la Agencia Sueca de Emergencias, que habla de 68 incendios por cada 100.000 coches en el caso de los vehículos de combustión, frente a solo 3,8 incendios por cada 100.000 coches entre los vehículos eléctricos. Es decir, 18 veces menos de probabilidad.

Sin embargo, los incendios de vehículos eléctricos sí son más difíciles de extinguir que los de automóviles con mecánica de combustión, pues, cuando arden, las baterías provocan una reacción química que sigue alimentando las llamas, con calor que libera energía, y esta generando más calor. De manera que las temperaturas alcanzadas son, además, muy superiores a las de un incendio de combustible, con el riesgo añadido de la liberación de gases inflamables a gran distancia, que, como el chorro de un lanzallamas, pueden extender rápidamente el fuego a coches contiguos o a la estructura del edificio. Durante muchos minutos, y a veces durante horas. Es esa la razón de que en algunas ciudades donde se han producido incendios de este tipo, las autoridades estén limitando las zonas donde se pueden estacionar los coches eléctricos, e incluso prohibiendo que se aparquen en garajes subterráneos. No es una medida habitual, pero se da.

Además, los incendios de vehículos eléctricos pueden reiniciarse con relativa facilidad, de modo que los automóviles de batería que han sido pasto de las llamas siguen implicando riesgo durante días e, incluso, semanas. El citado organismo australiano EV Fire Safe, en su estudio 2010-2020, determinó que un 13% de los incendios de vehículos eléctricos se reavivaron después de haber sido extinguidos aparentemente, citándose como ejemplo extremo el incendio de un coche que se reactivó espontáneamente 68 días después de haber sido apagado. La extinción por inmersión total en agua parece, en esos casos, la mejor solución, pues las baterías suelen ser muy inaccesibles y el procedimiento habitual usado por los bomberos en cualquier otro incendio no tiene tanta eficacia para acabar con el fuego en un coche eléctrico. De ahí que soluciones como el Fireman Access de Renault, o como las baterias Blade Battery de BYD, cuyas celdas soportan la punción sin arder, deban seguir abriéndose paso, de forma que los incendios de vehículos eléctricos sigan siendo pocos, pero, además, resulten menos graves y más fáciles de extinguir.

Fuente: El Confidencial. [/urcr_restrict]

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