El dato que desmonta la teoría del fin del petróleo no está ni en la gasolina ni en el diésel

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La mayor petrolera de Estados Unidos, Exxon Mobil, señaló este lunes que el petróleo y el gas natural «seguirán siendo esenciales» en 2050, pese a las metas climáticas y los cambios en la demanda de energía, debido a su creciente uso en el sector industrial. El mundo sigue necesitando petróleo, como revela el crecimiento mundial de la demanda, que se encuentra en estos momentos en máximos históricos. No solo como combustible: la propia transición energética necesita petróleo crudo para avanzar. Si se paralizan las inversiones en petróleo, la economía mundial puede sufrir un duro golpe ante la escasez del recurso que aún hoy domina la generación de energía a nivel mundial.

La empresa radicada en Texas ha publicado un informe con sus proyecciones de futuro en el que indica que el petróleo y el gas natural, los principales combustibles fósiles, seguirán representando más de la mitad del consumo energético en 2050 con una demanda de más de 100 millones de barriles diarios (mbd).

«La demanda de petróleo para hacer gasolina para vehículos de pasajeros caerá para 2050. Lo que muchos no entienden es que hacer gasolina solo es un uso relativamente pequeño del petróleo», dice la firma, que apunta a otras necesidades económicas para los países en vías de desarrollo. De este modo no será ni la gasolina ni el diésel los combustibles que ‘tiren’ de la demanda de petróleo. Los procesos industriales y nuevos bienes intensivos en el uso de derivados del petróleo serán los que consuman buena parte del oro negro del futuro.

La industria y los procesos químicos

«La gran mayoría del petróleo del mundo se usa y se usará en procesos industriales como la fabricación y la producción química, junto al transporte de alta carga» a través de mar, tierra y aire, sostiene el informe.

Exxon prevé un estancamiento en la demanda de crudo a partir de 2030 pero después se mantendrá estable, y alude al aumento de demanda para usos industriales (+30%) y transporte comercial como aviones o buques (+10%), que compensaría la bajada para vehículos comunes (-25%) y otros usos (-35%).

Hace poco más de unos años, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ofrecieron una serie de ejemplos de procesos y bienes relacionados con la transición económica que necesitan del petróleo. Aunque la OPEP es una parte interesadas, al igual que Exxon, los datos que ofrece pueden ayudar a ver una fotografía más completa del futuro que le espera al petróleo. 

Hay multitud de razones por las que la OPEP no está de acuerdo con la narrativa del ‘fin inmediato del petróleo’ y para ello usan batería de datos que intenta desmontar el discurso de los que abogan por acabar ya con el petróleo. Este discurso se centra en la química. Este punto puede demostrarse planteándose la pregunta: ¿de qué está hecha una turbina eólica? Si bien varía según la marca o el modelo, una turbina eólica está hecha de acero (aproximadamente entre el 66% y el 79% de la masa total de la turbina); fibra de vidrio, resina o plástico (11-15%); hierro o hierro fundido (5-17%); cobre (1%) y aluminio (0-2%), sostienía hace un año un miembro de la OPEP.

La fibra de vidrio, la resina y el plástico son todos productos derivados del petróleo. Son esenciales para la composición de una turbina eólica y, hasta el momento, no pueden sustituirse por nada, al menos, si se quieren producir todos estos bienes o productos a gran escala. Cuanto menos petróleo haya en el mundo, más cara saldrá la transición energética.

«Para decirlo de otra manera, la producción en masa de turbinas eólicas no se puede lograr sin estos vitales productos de uso final del petróleo. Una realidad similar existe con la energía solar. ¿De qué está hecho un panel solar? Tomando como ejemplo un panel solar de silicio cristalino típico, está compuesto aproximadamente por 76% de vidrio, 10% de polímero plástico, 8% de aluminio, 5% de silicio, 1% de cobre y menos del 0,1% de plata y otros metales. Productos petroquímicos como el etileno se utilizan en copolímeros que recubren la energía fotovoltaica», añadía un destacado miembro de la OPEP.

Mantener la inversión en petróleo

Dada esa perspectiva, argumenta que es importante una «inversión sostenida» en los combustibles fósiles, ya que, de lo contrario, la oferta global de petróleo caería tanto de cara a 2030 (un 15% anual) que puede darse un ‘shock’ que dispare los precios hasta un 400% y, por ende, el desempleo.

Exxon cree, no obstante, que las emisiones de carbono empezarán a bajar a partir de 2030 y se habrán reducido un 25% en 2050 gracias a la eficiencia energética, las opciones renovables y tecnologías como el hidrógeno, los biocombustibles o el almacenamiento de carbono.

En todo caso, se trata de cifras lejanas a las de los Acuerdos de París para frenar la crisis climática, sobre las que el consejero delegado de Exxon, Darren Woods, pide políticas públicas, avances tecnológicos y la «transición de subsidios gubernamentales a mecanismos basados en el mercado».

«Es importante señalar que la AIE (Agencia Internacional de Energía) reconoce que la sociedad no va por el camino de las (emisiones) netas cero», incide la empresa. Los cálculos de Exxon sobre la demanda por encima de 100 mbd para 2050 son muy diferentes a los de otra gran petrolera, BP, que la cifra en 75 mbd, o de la AIE, que apuesta por algo menos de 56 mbd si los países cumplen con sus compromisos climáticos.

Fuente: El Economista

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