Alianzas para descarbonizar la movilidad

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Repsol está tejiendo una red de alianzas con actores estratégicos de la movilidad para acelerar la descarbonización del sector. La compañía, que está a la cabeza del desarrollo de soluciones sostenibles para la movilidad en España, ha establecido acuerdos con Iberia, Navantia, Alsa, Uber, Talgo o el Grupo Sesé para desarrollar una respuesta multienergética que combina combustibles renovables, hidrógeno y electrificación.

“La descarbonización total de la movilidad no se puede lograr con una única solución tecnológica porque cada sector tiene requerimientos de funcionamiento y de prestaciones muy distintos. Por ello, tenemos una hoja de ruta que abarca todas las soluciones”, afirma Clara Rey, directora de Sostenibilidad.

Al tiempo que amplía su red de recarga eléctrica en España, la compañía está convirtiendo sus complejos industriales en polos multienergéticos, con capacidad para fabricar hidrógeno y combustibles renovables con los que cubrir las necesidades de la aviación, el transporte ligero y pesado por carretera, el ferroviario y el marítimo. “Estamos enfocando todos los desarrollos tecnológicos hacia nuestro objetivo de ser una compañía cero emisiones netas en 2050. Pero la neutralidad climática es un reto de tal magnitud que necesitamos de la cooperación con todos los actores del sector para afrontarlo”, continúa Rey.

Alternativas para el transporte marítimo

Repsol y Navantia, empresa puntera en la fabricación de sistemas de propulsión para buques, colaboran en la búsqueda de alternativas que descarbonizar el sector marítimo. En primer término, están abordando la aplicación de biocombustibles avanzados, un tipo de combustible renovable “que mantiene las prestaciones de los sistemas propulsivos existentes, con una reducción de entre un 80% y un 100% en las emisiones netas de CO₂”, explica Iñaki Del Pino, director de la fábrica de motores de Navantia en Cartagena.

Para 2050, la Organización Marítima Internacional se ha fijado como meta reducir las emisiones del transporte naval en un 50%. “Son unos objetivos exigentes”, prosigue Del Pino, “porque es un segmento con un parque de unidades mucho más reducido que otros sectores, menores sinergias y los buques tienen una vida útil larga”. Los biocombustibles avanzados “van a ser la tecla fundamental para esa reducción, porque el resto de las tecnologías no ofrecen hoy una solución estandarizada y comercial”.

Estos combustibles son “un recurso inmediato para reducir las emisiones de la movilidad”, confirma Clara Rey, ya que “son compatibles con los motores actuales sin necesidad de realizar modificaciones y se pueden suministrar a través de la amplia red de distribución y repostaje ya existente”. Los biocombustibles avanzados se producen a partir de residuos biológicos procedentes de la agricultura, la ganadería o la industria agroalimentaria, como aceites usados de fritura o restos de cultivos y podas, así como de residuos sólidos urbanos.

En su refinería de Cartagena, Repsol está construyendo la primera planta en España de biocombustibles avanzados. Con una inversión de 200 millones de euros, desde 2023 se fabricarán allí 250.000 toneladas anuales de combustibles renovables para el transporte, cuyo consumo evitará la emisión de 900.000 toneladas de CO₂ al año. “Van a resultar esenciales en todos los sectores, en especial para aquellos que necesitan recorrer largas distancias o transportar grandes tonelajes”, apunta Rey.

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